Me estoy viendo a mí misma como a Marty McFly, protagonista de la película que da nombre a este post.
Yo estrené la EGB y el BUP, no conocí en carne propia la reválida de 4º ni la de 6º, aunque la viví en la experiencia de otras compañeras ya que coexistieron los dos modelos durante cierto tiempo. Crecí haciendo fichas, desarrollando planes de trabajo, haciendo controles y siendo "evaluada continuamente" hasta cinco veces en un curso. De aquellos tribunales de reválida y la vergüenza de ser "cateada" me libró la Ley General de educación del Señor Villar Palasí.
Si al retornar al futuro ya se hubiera implantado la LOMCE, pensaría sin duda que me había equivocado en la programación del "condensador de fluzzo" en el DeLorean y que permanecía aun en esa época pre EGB.
Desde que ingresé en el magisterio en 1983, estaba en vigor la LOCE, he visto desfilar 6
leyes de educación La de más calado sin duda la LOGSE de 1990, se planteó bién, se implantó mal, no se desarrolló y murió victima de sus propias hijas, traidoras en gran medida al espíritu de la que pudo ser y no fue un gran avance en el panorama de la educación.
Aprendí a programar mi trabajo con objetivos operativos,después a separar contenidos procedimentales, conceptuales y actitudinales, mas tarde a describir secuencias didácticas y por último a formular descriptores de las competencias en las tareas, todo ello según marcaban las directrices de la ley vigente. Continué mi formación especializándome en Educación Física, participando en proyectos de innovación sobre inclusión y multiculturalidad, aprendiendo de y con las TIC, mejorando mi conocimiento del inglés,... Pero a pesar de estos cambios y adaptaciones, la escuela sigue acumulando pérdidas de capital humano, chicos y chicas que se descuelgan desmotivados antes de llegar a culminar sus estudios. Ahora nos presentan una nueva reforma,de Mejora de la Calidad Educativa, con la pretensión de acabar con los problemas.
Del anteproyecto de esta ley hay muchas cosas que no me gustan y espero que no lleguen a cuajar en en una ley efectiva:
a) Que los Consejos escolares se conviertan en órganos consultivos, sin capacidad de decisión. De un plumazo acabamos con la participación formal de la comunidad educativa en la vida de los centros y de paso con la autonomía de los mismos
b) Que el objetivo de la educación se encamine a la futura empleabilidad y que las potencialidades personales estén al servicio de esa futura incorporación a los mercados laborales
c) Que no se confíe en el criterio del profesorado en la evaluación del alumnado y se inviertan recursos, económicos y de tiempo, en múltiples pruebas de evaluación externa que convertirán la educación en un adiestramiento que permita superar con éxito los obstáculos que suponen esas pruebas.
Hay muchas más cosas con las que no estoy de acuerdo pero sería demasiado largo reflejarlas todas aquí.
Por mi parte declaro desde aquí que, cumpliendo con lo que dicte la ley, no pasaré a ser otra clase de maestra de lo que hasta ahora he sido: que mi deber primero será siempre para mis niños y niñas a los que intentaré ayudar a crecer como personas poniendo todo mi esfuerzo e interés en esa tarea. Que contaré con sus familias y procuraré hacerles partícipes en los momentos importantes que compartamos y que estoy segura de que será su trabajo, esfuerzo e ilusión con mi apoyo, los que harán que superen los contratiempos que les puedan surgir mientras caminamos juntos.
Con este propósito mi regreso al futuro se me antoja menos difícil,